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AMG / Mercedes-Benz: Una Sociedad Construida a Base de Éxitos


Actualmente, AMG es sinónimo de vehículos de la marca Mercedes Benz llevados a la máxima expresión en términos de prestaciones deportivas. No obstante, cuando a principios de 1967 los ingenieros alemanes Hans Werner Aufrecht y Eberhard Melcher, decidieron crear su propia empresa de desarrollo de motores de competición (que originalmente funcionaba en un viejo molino en desuso de la pequeña población de Burgstall, en la región de Grossaspach), difícilmente podrían haber imaginado que su entonces modesto proyecto llegaría algún día hasta donde hoy se encuentra.

Aufrecht y Melcher decidieron bautizar la empresa con las iniciales de sus apellidos y de la región donde se inician sus actividades (Aufrecht-Melcher-Grossaspach), y desde sus comienzos trabajaron exclusivamente con motores Mercedes Benz.
En 1971 llega el primer triunfo deportivo, que no sería sino el comienzo de una extensa lista: el AMG Mercedes 300 SEL 6.8 triunfa en su categoría en las clásicas 24 horas de Spa-Francorchamps, con Hans Heyer y Clemens Schickendanz como pilotos.
Pero el verdadero salto hacia el éxito se produce en 1988, cuando AMG firma contrato con Daimler-Benz para participar en el prestigioso DTM (Campeonato Alemán de Turismos). En 1990 la alianza se extendería más allá de los circuitos, mediante la firma de un contrato de exclusividad entre ambas empresas, según el cual AMG se haría cargo en adelante de las versiones más deportivas y exclusivas de Mercedes Benz.
Ya en 1992, la sociedad consigue, con Klaus Ludwig como piloto, el Campeonato del DTM con el Mercedes-Benz 190E 2.5-16 Evolution II, preparado por AMG. Un año después es lanzado al mercado el primer vehículo de serie desarrollado bajo el acuerdo de cooperación entre Daimler-Benz y AMG: El Mercedes-Benz C 36 AMG, que fue ampliamente aclamado por la prensa especializada y además superó con creces las expectativas de ventas.
En 1994, Ludwig vuelve a conseguir la corona en el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) con su Mercedes Benz preparado por AMG. Al año siguiente el éxito se repite, aunque esta vez con Bernd Schneider como piloto, con quien AMG también gana el primer Campeonato Internacional de Turismo (ITC), la nueva serie internacional.
En el Autoshow de Ginebra de 1996, es presentado el primer vehículo construido íntegramente por AMG, el E 50, aunque se sigue percibiendo en este superdeportivo la evidente –e inevitable- colaboración con Mercedes.
En 1997 es un año particularmente exitoso para AMG, ya que llega a producir 5000 unidades del C 36 AMG y 2ooo del E 50 AMG. Los sucesores de estos, el C 43 AMG y E 55 AMG son lanzados al mercado poco después de ser presentados en el Autoshow de Frankfurt (IAA). Ese mismo año, y en el terreno deportivo, Bernd Schneider gana el campeonato de conductores y AMG el de equipos con el modelo CLK-GTR. Al año siguiente la versión de calle de este vehículo es fabricada en una edición limitada de 25 unidades, mientras AMG-Mercedes gana las diez carreras del Campeonato FIA GT con sus pilotos Klaus Ludwig y Ricardo Zonta.
A partir 1999, Mercedes-AMG GmbH es fundada como empresa subsidiaria de DaimlerChrysler AG, solidificando de esta manera una relación que ya es sinónimo de éxito en el mundo del motor.
En el ámbito de las carreras se sucedieron los triunfos de la mano de Bernd Schneider, quien ganó los títulos 2000, 2001, 2003 y 2006 del DTM. En tanto que la producción de automóviles de serie se disparó, para llegar a vender la cifra récord de 20.000 vehículos AMG sólo durante el año 2003.
En la actualidad, modelos como el S63 AMG o el ML63 AMG, equipados con la nueva generación de motores 63 AMG, hacen las delicias de los aficionados a los superdeportivos de lujo, y sobre todo, de aquellos que pueden pagarlos...

Breve Prólogo a la Primera Edición


C
uando me pidieron que prologara el elegantemente encuadernado volumen que el lector tiene en este momento en sus manos, no pude sino poner mis condiciones. Debía tener total libertad para extenderme a gusto y como me diese la real gana acerca de aquello que me viniera en mente, sin restricciones de índole alguna. De más está decir que mis editores, como de costumbre, accedieron a mis exigencias con la amabilidad y el respeto que mi figura les merece. Supongo que no les quedaba otra alternativa, si es que realmente deseaban que este escritor novel a quien decidieron lanzar a la cúspide de las listas de ventas, tuviera en ésta, su primera novela, el inapreciable empuje que da el ser prologado por una pluma ya célebre.

Debo confesar que desde que abandoné el hábito de escribir -hace no sé ya cuántos años- no he dejado de pensar, no sin cierto sentimiento de culpa, en mis fieles lectores. Aquellos que, con estoicismo ejemplar, a lo largo de décadas no sólo compraron mis libros, sino que además adhirieron sin remilgos a todos y a cada uno de los comentarios elogiosos que se hicieron de mis obras; e ignoraron, de manera asombrosamente deliberada, las escasas –aunque infaltables, y en ocasiones comprensibles- críticas adversas. A ellos les debo mi bienestar económico, que fue en definitiva lo que me permitió retirarme y comenzar a disfrutar -como lo soñé siempre y como lo sigo soñando- de las empalagosas mieles del ocio y el aburrimiento.
Gracias a mis lectores, y a esa para mí incomprensible costumbre de estos de comprar aquello que alguna vez escribí, me fue posible, por fin y de una vez por todas, liberarme de la intolerable presión ejercida por mis editores para hacerme engendrar ideas originales -pero no en exceso-, desarrollar éstas en un lenguaje accesible para las masas compradoras de libros y, además, hacer coincidir todo esto con los resultados de los estudios de mercado de turno.
En lo que respecta a la novela en sí, difícilmente se me creería si afirmase que he leído los aproximadamente dos centenares y medio de páginas que la componen. Nadie como yo perdería su precioso tiempo en una tarea semejante. Apenas si me he tomado la molestia de leer unos pocos pasajes seleccionados al azar. Esto me es suficiente para afirmar, con indisimulable satisfacción y sin el menor asombro, que se trata sin lugar a dudas de uno más de mis ya innumerables imitadores.
Para terminar -y fundamentalmente con el objeto de satisfacer las expectativas de quienes me han dado esta oportunidad única de reencontrarme con mis lectores- no puedo dejar de destacar la impecable prosa, la inventiva desbordante, y sobre todo esa cualidad extraordinaria que poseen algunos pocos escritores de atrapar al lector, y hacer que éste se deje conducir, dócil y mansamente, a través de los insondables derroteros de una trama que posee la escasa virtud de ser, a un mismo tiempo, amable e impredecible.
Disfrutadlo, y haced de esta lectura, un acto de amor y gratitud hacia todos aquellos que consagramos buena parte de nuestras efímeras y en ocasiones carentes de sentido vidas, a ésta, la más solitaria y bella de las artes.

Primeras Escenas del Cortometraje "El Retorno del Macho Meno"


INT / APARTAMENTO / DÍA
Interior de un pequeño apartamento. Hay mucho polvo acumulado sobre el suelo. Los muebles están cubiertos por sábanas. Las ventanas están totalmente cerradas. Da la impresión de llevar mucho tiempo deshabitado.
La puerta de entrada se abre arrastrando consigo la correspondencia acumulada.
Entra un HOMBRE joven, de poco más de veinte años. Su aspecto es el de un típico empleado de oficina. Lleva gafas y viste un traje de corte clásico. Apenas traspone el umbral deja caer pesadamente su equipaje, consistente en una maleta de tamaño considerable y una bolsa de viaje.
Tiene aspecto de cansado y respira agitadamente, mientras mira a su alrededor como examinando un lugar hasta entonces desconocido.
El HOMBRE levanta la persiana y abre la ventana. Entra la luz del día e ilumina la totalidad de la habitación. El HOMBRE parpadea como encandilado por la súbita entrada de la luz. Se puede ver a través de la ventana que afuera hace un día soleado. Sobre la cama se ve un colchón desnudo, y hay algunas mantas dobladas sobre éste.
El HOMBRE posa la maleta sobre la cama, la abre lentamente y comienza a deshacerla.

INT / SALÓN / DÍA
El HOMBRE quita la sábana que cubre un viejo sofá. Empuja el sofá hasta que lo aparta, dejando un espacio libre en el salón. En este espacio libre, el HOMBRE tiende una de las mantas que se encontraban sobre la cama, se acuesta allí en el suelo y cierra los ojos.

EXT. COLINA CORONADA POR UN GRAN ARCO DE PIEDRA (SUEÑO) – DÍA
FADE IN
Escena de carácter irreal, de tonos difuminados. La cámara sigue al HOMBRE, y nos muestra en movimientos agitados una colina sobre la cual se yergue un arco de piedra de gran tamaño. Podemos escuchar los jadeos de cansancio del HOMBRE, que sube la colina sin quitar su vista del arco de piedra. Desde cierta distancia se ve venir a un grupo de una veintena de mujeres provistas de palos, escobas, palas y otros objetos que blanden como si se tratase de armas. Se acercan en actitud amenazante, con expresión de furia en sus rostros y lanzando fuertes alaridos. Se interponen entre el HOMBRE y el arco de piedra. La cámara, a espaldas del HOMBRE, va acercándose a éste hasta que él se detiene. Lo rodea y lo muestra dubitativo y temeroso, y luego de completar la vuelta alrededor del HOMBRE, vuelve a mostrarlo de espaldas. Entre él y el arco de piedra, el grupo de mujeres comienza a gritar con mayor intensidad, mientras levantan los palos, escobas, palas y otros objetos contundentes en tono amenazante.
FADE OUT

INT / SALÓN-BAÑO / DÍA
El HOMBRE despierta con la respiración agitada, como quien despierta de una pesadilla. Se incorpora bruscamente y se dirige al cuarto de baño que se encuentra contiguo al salón. La cámara lo sigue hasta la entrada del baño, donde se detiene.
El HOMBRE abre el grifo del lavabo. Se escucha un quejido proveniente de las cañerías. Tan sólo cae una mísera gota.

INT / BAÑO / NOCHE
El HOMBRE, tumbado bajo el lavabo, trata de reparar las cañerías.
Se incorpora. Vuelve a abrir el grifo. Se vuelve a escuchar el mismo quejido y esta vez no sale ni un agota.
HOMBRE(Gritando. Enfadado)
¡Necesito agua, por Dios!

INT / COCINA / NOCHE
El HOMBRE, contempla absorto el horno de microondas. Una nota sobre éste dice:
"NO FUNCIONA. EL VIERNES VENDRÁN A ARREGLARLO SOBRE LAS 10 A.M.. ESTO SE LO DESCUENTO DE LA PAGA DEL ALQUILER"
HOMBRE refunfuña entre dientes algo ininteligible, aunque con tono de blasfemia.

INT / SALÓN / NOCHE
El HOMBRE habla por teléfono.
HOMBRE
Si... con patatas fritas... y por favor que el pollo no esté crudo como la vez pasada... media hora... bien, gracias.
Cuelga el teléfono visiblemente enfadado.

INT / SALÓN / NOCHE
El HOMBRE, cómodamente sentado sobre el sofá, come con las manos el pollo y las patatas fritas. Cada tanto, y sin mostrar mayor interés, echa un vistazo al televisor, que se encuentra encendido aunque sin volumen.

INT / SALÓN / NOCHE
El HOMBRE visiblemente somnoliento, a punto de quedarse dormido. El televisor sigue encendido, casi sin volumen.

PASILLO / INT / NOCHE
El HOMBRE, hablando por teléfono.
HOMBRE (V.O.)
A veces también discuto con mi jefe. Como todo el mundo.
HOMBRE
Lo único que digo es que parece un buen tío. Se preocupa por los demás y tal.
(Pausa)
Pues sí. Sí.
(Pausa algo más larga)
Puede que sea un ingenuo, pero…
(Pausa)
Claro que lo haré.

HABITACIÓN / INT / NOCHE
El HOMBRE, sentado en la cama, limpiando meticulosamente una pistola.