Email de Contacto: juliolujanmairat@hotmail.es

Capítulo IX


C
uando despertó de un desmayo que había durado casi dos días, Irina tuvo la definitiva certeza de que pronto moriría. Volvió a sentir aquel dolor atroz que nacía en la base de su estómago y ascendía hasta el mismo centro de su pecho, donde permanecía hasta hacerse casi intolerable, para luego volver a nacer allí abajo y subir nuevamente y volver a situarse en su pecho ya acostumbrado a esperarlo y cobijarlo. Sólo la idea de su inminente muerte le servía de consuelo, y le gustaba pensar que ésta llegaría acompañada de una total incapacidad para sentir sensación física alguna. Lo peor de la muerte era que se hacía esperar, que parecía jugar con ella asomándose, mostrándose y volviendo a desaparecer para dejarla, una vez más, a solas con ese dolor que amenazaba con extenderse hacia una extraña forma de eternidad.